Para dar color a nuestros plomos de pesca, necesitaremos calentarlos previamente, ya sea con la ayuda de un viejo horno o aplicando calor con un decapador. Cuando el plomo haya alcanzado una temperatura optima, lo deslizaremos por el polvo termoplastificante, que previamente lo habremos vertido en un recipiente de cerámica tipo cenicero. Una vez el plomo esta recubierto de polvo de forma uniforme, volvemos a aplicarle calor para derretir el exterior del termoplastificante. De esta forma conseguiremos una superficie lisa y brillante. Sin embargo si queremos que nuestros plomos tengan una superficie rugosa o arenosa, no aplicaremos calor por segunda vez. Luego dejaremos el plomo secar y enfriarse para que la pintura se quede totalmente adherida al metal. Es aconsejable el uso de mascarilla y guantes durante el proceso de empolvado.

Es importante que el pescador tenga en cuenta que los plomos pintados tienen una menor adherencia, por lo que el uso de la pintura termoplastificante en plomos pensados para combatir la corriente hará que no funcionen igual de bien. Por ejemplo, no es aconsejable su uso en plomos de golf, bola, pirámide, estrella, si queremos que estos nos ayuden a mantener nuestros aparejos quietos.